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De amor y narcisismo

Por Espartaco Salerno*



Freud plantea en uno de sus textos en donde trabaja acerca del concepto de “narcisismo” que cuando el poeta tiene dolor de muelas, el mundo deja de existir, deja de existir todo excepto su dolor de muelas, todo su universo se reduce a eso. 

Por lo tanto, la libido que investía al mundo, se repliega en el “yo” en un intento restitutivo y concentra su energía en sí mismo, para poder sanar. 

En el narcisismo el sujeto muestra una sobrevaloración de su propia persona, expresa interés por sobre todas las cosas en sí mismo y suele creer que el mundo gira en torno a su ombligo. En muchos casos el narcisismo suele ser parte de una enmascarada utilizada para velar un complejo de inferioridad, como una corteza para vencer sus miedos o defensa ante sus debilidades. Estas personas corren el peligro de quedar cautivadas -como en el mito de Narciso- con su propia imagen, encerrados en sí mismo. Su ego puede transformarse en una cárcel, quedar cautivos en su propia imagen y perder la posibilidad de conectarse con el mundo exterior. 

Quizás se pueda plantear que del otro extremo de una persona narcisista podemos encontrar a una persona enamorada, puesto que inviste libidinalmente a otra, resignando parte de su personalidad, de su interés, de su amor, de su tiempo, de su energía, para brindárselo a otra. 

El estado de enamoramiento llevado a un extremo, es decir, cuando una persona se encuentra perdidamente enamorada, se trata de un amor desmedido. Este amor hace que la persona quede absolutamente pendiente de la otra. La persona pone todo su interés, toda su energía en la otra, quedándose ella misma en un vació, sin un resto libidinal. Quizás por este motivo, se transforma en una persona poco interesante, sobre todo para la persona a la cual esta destinado todo ese amor. La persona en este estado, suele estar tan pendiente, tan entregada, que deja de lado toda posibilidad de juego, de ese juego que nos permite seducir. No dejando espacio; un espacio vacío para que la otra persona pueda alojar su deseo.

Por lo tanto, en cuestiones del amor, habrá que intentar lograr un equilibrio entre amar y amarnos a nosotros mismos.

 

* Espartaco Salerno es Licenciado en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Especialista en Género y Educación Sexual Integral. Se desempeña como Psicoanalista con Perspectiva de Género en la atención de adolescentes y adultos  en Caballito. Coordina espacios de Supervisión Clínica. Se desarrolla como formador en Perspectiva de Género. Escritor y columnista. Coordinador del equipo profesional e interdisciplinario del Centro de Inclusión Social Bepo Ghezzi. Columnista Psi del Programa de Radio Mujer Indómita.



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