Por Ayelen Rodriguez
A propósito del día del psicólogue que pasó recientemente, de un encuentro con artistas en la feria del libro de Berazategui el domingo y de una charla con colegas amigues el otro día, pensaba sobre el uso de las palabras (una vez más).
Pensaba en las "intervenciones del analista" y esos casos donde a partir de una (supuesta) intervención, el paciente se cura (ponele) y es más feliz que antes (?)... Esos ejemplos que escuchamos en las jornadas, sí. Luego, pensaba en esos otros casos donde el paciente se va. A veces creemos entender por qué, otras no. De eso, con menos frecuencia, también escuchamos en las jornadas. Finalmente, pensé en lo que dicen los pacientes. Y no me refiero al "significante", al S1, a lo que insiste. Sino a aquello que tomamos de su discurso, sea relevante o no. Es decir, en "lo dicho", más allá del cómo se dijo. Eso, que tomamos de los pacientes en algo así como un robo encubierto.
Ok, lo sé, es una declaración escandalosa.
#seteniaquedecirysedijo, diría la paciente adolescente de los martes.
De esto, sí que se suele hablar poco en las jornadas.
Las frases de pacientes no tienen sentido si no son leídas en análisis, en los suyos, en sus análisis, en ese espacio que se da entre ellos con ellos mismos, que no es sin mí.
Las frases de algunos pacientes han cambiado formas de ver la vida, la de ellos sí, y también la mía. Algunas, las llevo conmigo a diario, y ellos ni idea tienen. Pasean conmigo en mi intimidad, en mis conversaciones, fuera del consultorio y también dentro del consultorio, pero en el de mi analista cuando yo soy la que va a terapia.
Algunas de las frases las uso en cuentos, camufladas en historias inventadas o tal vez en pedazos de historias contadas en alguna otra sesión de otro paciente.
Decir que "el camino es por acá" tiene total sentido cuando alguien sin rumbo encuentra la luz.
Decir "no lo quiero más" es cerrar una puerta al dolor de forma definitiva.
Decir "soy Marcos" es ubicar una identidad de género donde había incertidumbre.
Decir "hasta acá llegué", "tengo miedo", "lo extraño"...
Podría no terminar nunca este texto, "tirando" frases de pacientes que me llevé conmigo, que develan verdades entrañables, que cambiaron la historia.
Esta profesión me da palabras todo el tiempo. Las compartimos permanentemente y las configuramos en frases que ayudan, que arman en el desorden, que visibilizar y descubren, que unen, que nos unen, que me unen con elles en un lugar muy íntimo y muy especial. Las compartimos. El compromiso es mutuo y la entrega también. Es de los dos lados la cosa.
Soy una eterna agradecida por esta hermosa profesión que ejerzo a diario. Y celebro a los colegas comprometidos, que la honran y también pueden hacerse cargo de declaraciones como la mía. Porque yo reí y lloré usando frases de pacientes que no se si eran mías, pero las hice propias, estoy segura. Me enojé usándolas y también me alivié. Fundamentalmente, cuando repetí una de esas frases: "menos mal que mañana tengo terapia".
La imagen pertenece a uno de los libros de autor de Nahuel Delgado quien generosamente me dejó sacar una foto a estas páginas en la Feria del Libro de Berazategui el domingo 13/9/2019.
Sobre por qué festejo el día del psicólogo mas allá de ejercer el psicoanálisis, la respuesta esta AQUÍ.
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