Por Ayelen Rodriguez
Voy a hacer una pausa y pedir ayuda y reconocerme débil. Y quiero permitirme llorar aunque no me deje hacerlo y echarme la culpa aunque no la tenga (al menos, no del todo).
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Hoy, voy a hacer una pausa para dejarme sentir todo lo que quiero. Y autorizarme a toda esa catarata de sentimientos que me vengo guardando, bajo el lema "yo puedo".
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Voy a hacer una pausa que sea pasajera, pero intensa, interna, profunda, cruda... para sanar, un poco por todo lo que ya pasó y no puedo revertir; y, sobre todo, para mañana sentirme mejor, con los demás, pero fundamentalmente conmigo. Con los demás que sí me importan, aunque diga que no, que si me afectan aunque no parezca, aunque "no me lo permita". Porque eso de que yo me permito tal o cual cosa, realmente, roza la mentira. Así que, ya fue, voy a dejarme llorar, dejarme sentir.
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Voy a hacer una pausa para encontrarme conmigo, me la debía hace un rato largo, y no me animaba.
Y así espero encontrarme en mis miserias horribles, que me hacen humana, para después, mañana u otro día, tal vez, brindar por la abundancia de lo bueno, que por momentos tiene gusto a mucho y me colma. Para después, mañana tal vez, reírme jocosa del pasado, y volar dichosa como un fénix resucitado.
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