Por Ayelen Rodriguez
El otro día alguien dijo que cuando sea madre, si lo fuese de una nena, no le pintaría la pieza de rosa.
Lo dijo, sabiendo que la pieza de mi hija tiene dos paredes rosas.
Lo dijo, y noté un leve tonito acusatorio. No tengo superpoderes, pero a veces siento que leo mentes, ja.
Para mí, esta persona pensaba: "no la pintaría de rosa porque el rosa es de nena, y si pinto la pieza de nena condiciono a que mi hija sea una nena; que elle elija que quiere ser, no le quiero condicionar".
"Amén", le faltó, ja.
Obviamente como nunca jamás me dijo sus pensamientos, yo: muda.
Me quedé callada porque no me los dijo, pero estoy casi segura, con este superpoder en desarrollo, que esperaba que le dijera algo. Había desistido, pero ahora, creo que contestando a ese, tu pensamiento, puedo ayudar y dar un servicio a la comunidad, por eso te respondo:
Si pintas la pieza de tu hija de color rosa ¿cuál hay?
Los colores no son de nene o nena, no hay colores predeterminados para un género u otro. Somos los adultos quienes sexualizamos, heterosexualizamos, todo.
A vos te digo, que el rosa es mi color favorito desde siempre, así lo acusa mi mail de mis 15 años: yaye_punchirosa@hotmail.com, ja.
Mi color favorito inunda mis prendas, mis accesorios. Y también los de mi compañero quien tiene varias remeras y camisas bajo el pseudocolor "salmón".
¿Tendría que dejar de pintar, o de usar, de comprar, de elegir un color, por suponerle un género?
Me justifico solo para que pensemos en el hecho de que un color no debería determinar nada. Y en todo caso, si para para vos lo determina, estaría muy bueno que puedas cuestionarte por qué.
La deconstrucción no es no repetir eso que se daba por naturalizado, recitando slogans, levantando banderas. Eso que se enuncia como un "Padre Nuestro" al que le cabe sí un "Amén". Porque cuando se repite o no se repite sin cuestionarse nada, eso, precisamente eso, está muy lejos de "deconstruir/construir" algo.
El otro día en un intercambio por mensajes con alguien que no hablaba hace mucho, le conté que en este tiempo fui madre. Me preguntó si de una nena o de un nene. Le dije que de una nena, obviamente. Porque yo elijo pensar, proyectar, libidinizar, a mi hija como niña, siempre con y desde el amor, por más de que ella el día de mañana elija otra cosa.
Le elegimos un nombre de mujer, aunque el día de mañana ella elija cambiarselo.
No son los colores lo que determinan las identidades de género. Es algo mucho más complejo, por suerte.
Rosa puede ser la pared de una pieza, una flor, un nombre personal. Pink, puede ser todo, hasta una canción, una banda, nombre artístico...
Vos, sos quien binariza todo, de hombre o de mujer, de dama o de caballero, cuando pensas en colores (y en otras cosas). Eso, es lo que le vas a transmitir a tu hije por más de que pintes la pared del cuarto verde agua o amarillo patito.
Fin del comunicado.
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