Por Maria de la Paz Camaño*
ReinventARTE. De eso se trata esta cuarentena (o una parte de ella). Nos quedamos sin el
espacio; el teatro, claro. Nos quedamos sin lo más importante: el público presente. Nos sacaron lo más esencial de nuestra actividad. ¿Cómo se hace teatro desde la virtualidad? Al
principio, me negué. El teatro solo es teatro gracias a ese intercambio AQUI y AHORA. No
existe si no es así. Pero hay que mutar, para sobrevivir. Si el virus mutó y logró esta fama mundial... imagínense lo que podemos hacer con el teatro si logramos mutar a la virtualidad.
Y en esa tarea me ocupé, nos ocupamos, les actores (hablo en particular los independientes, como yo). Mutó nuestro espacio, ahora actuamos en casa, en un espacio más pequeño… pero nos las ingeniamos para crear magia allí, en ese pequeño cuadradito.
Nos llevamos nuestros objetos preciados: telones, vestuarios, elementos, maquillajes. Las
luces complejas del teatro (que vienen de todas partes) mutaron en un pequeño reflector
doméstico, pero que alumbra perfecto en este reducido espacio. La magia del escenario
sigue viva, les juro, cuando actuamos se siente así.
Pero… ¿y el público? eso sí es difícil de mutar. Ellos, como nosotres les actores, no mutan.
Esperan el momento de ingresar a la sala, con las entradas en mano, hacen fila, a veces
con calor, otras con frío, incluso bajo la lluvia. Ahora, esperan en casa, se sientan en sus
sillones, camas, sillas, o en el piso. Preparan la compu, la tele o el celular, y se conectan a
la función. Están ahí. Vivos. Igual que nosotres. Solo nos separa la virtualidad, la cámara, la
pantalla. Nosotres de un lado, elles del otro. Antes, solo nos separaban unos metros. Hoy
nos separan varios kilómetros, tal vez incluso miles. Muto nuestro aquí y ahora, ese hecho
FUNDAMENTAL del teatro vivo. Pero vive. O resiste. Y eso es lo que importa.
Y como el coronavirus, que viajó kilómetros y kilómetros en avión, colectivos y autos. Se
subió a cruceros, llegó a las más grandes ciudades y las más paradisíacas playas. El teatro
ahora viaja más rápido, y de golpe, nos ven desde ciudades lejanas. Mutamos. No digo que
sea mi forma favorita, porque si hay algo que sueño es ese día en que vuelva a llegar al
teatro, entrar a los camarines, encender las luces, maquillarme y cambiarme… y cuando
todo este listo... subirme al escenario (les que me conocen, saben que hay uno en particular
con el que sueño) y disfrutar esa magia.
Volveremos al teatro, porque no hay como la sala teatral, pero mientras tanto… mutamos
para resistir, hacer, construir, crear, y ver un teatro desde la resistencia.
[Fotografía/selfie tomada por la autora.]
*Paz Camaño, es actríz, escribe teatro y algunas cosas más. Se formó en la UNA (Lic. en actuación). Su mail: mariadelapaz_camano@yahoo.com.ar y parte de su trabajo lo podes descubrir en Nunca Jamás Producciones.
Podes leer uno de sus cuentos en este blog ACÁ.
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