Por Emanuel Macedo*
Mientras el mar parecía beberse el sol, tomabas el mate, disfrutando tu último fin de semana en la costa. Pensando que el lunes volverá a sonar el despertador, y te harías la misma pregunta de siempre: ¿es necesario seguir con esta farsa?. Volverás a subir a ese subte abarrotado y la pregunta sigue ahí, picando, dando vuelta. No crees ser al único que le pasa, crees que hay más personas que se sienten vacías con sus rutinas. Te consideras un tipo "normal", de esos que van de casa al trabajo y del trabajo a la casa, como dijo el general.
Buscando respuestas intentaste torcer tu destino, no ser uno más del montón. Así que arrancaste la universidad, te iba bien, conseguiste una motivación: recibirte y recién ahí romper con el sistema. Pero tal como dijo Lisa Simpson: "todo este maldito sistema esta mal". Te graduarías, y todo seguiría igual. Entonces recordaste las palabras de un amigo: "el sistema es como un vaso de vidrio, hay que presionar hasta que se quiebre. “El sistema se rompe desde adentro". Te aferraste a esas palabras como bandera; ahora si tenias un propósito; ser la mano que haga implosionar el vaso. Lo lograste, pero el vaso se rompió y las esquirlas perforaron la palma de tu mano. Te relamiste las heridas, tiraste todo por la borda. Se te cruzó por la cabeza ir a hippearla a San Marcos Sierra. Pero recordaste que no sos bueno armando carpas y la única vez que te fuiste de campamento fue en la secundaria y cuando volviste tenías pulmonía, quince días internado. Aparte ¿de que ibas a vivir? Ahora que ya anocheció y sólo se escucha el ruido de las olas, te convencés de que a veces no está mal ser un tipo "normal" y en vez de tener varios sueños, te conformás sólo con uno: un sueño estable.
Imagen: Corta la bocha.
* Ema Macedo, escribe cosas, participa del taller de escritura de La Calabaza, productora cultural. Peronista, desde el conurbano al mundo.
Contactos: emanuelhsp@gmail.com / Instagram: _ema.macedo / Twitter: __emacedo
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