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Para Milo

Por Elina Zacarías*


Milo, Hoy los filmé a vos y a Lolo mientras estaban tentados de risa jugando con Moka, nuestra perra. Me vine un minuto al living a tomar un mate con Agustín y desde allí capturé las escenas sin que me vieran. Tu risa era tan fuerte y tan contagiosa que me daba pena interrumpir el momento. Hacía tiempo no veía a alguien reír a carcajadas sin poder parar. Cuando miré los videos en el celular, mientras ustedes dormían la siesta, percibí una atmósfera de complicidad entre ustedes tan fuerte que se reflejaba en los ojos.

Te despertás de la siesta de la tarde de tan malhumor que ni un juego, ni unas cosquillas, ni la teta logran cambiar el panorama. Con el tiempo descubrí que lo único que necesitas es tiempo (o sol). O sol y tiempo.

Te agarrás de todo lo que podés para pararte. Te divierte arrastrar una silla de madera que le regalaron a Lolo por la galería. Es conmovedora a la vez que graciosa esa inestabilidad que aún tenés, la forma de pararte con las piernas separadas y el esfuerzo para mantenerte en pie.

Tenés dos juguetes preferidos: la mopa (que es un artefacto odioso que sirve para limpiar el piso) y la rejilla del baño, que sacás mil veces por día. Antes yo ponía la alfombra encima para taparla, ahora ya me descubriste. Hablando de descubrir, estás aprendiendo a jugar al ¿Dónde está Milo?. Ayer te sorprendí intentando meterte abajo de un pañuelo de cuello mío, pero falló la precisión y te caíste sentado para atrás. Te fascina explorar. También te golpeas mucho, todo el tiempo. Desde ayer tenés toda la nariz roja, raspada y no sabemos por qué. A veces (varias veces al día, para serte sincera) deseo que te quedes un poquito quieto, pero parece que eso no va con vos. Te despertás muy temprano por la mañana, más de lo que yo preferiría. Pero, a diferencia de la tarde, lo hacés con mucha alegría. El disfrute de despertar a todos los integrantes de esta familia, uno por uno, tirándonos del pelo, parece enorme. Lolo se enoja y nos dice: "Yo me desperté solo". El otro día te pregunté "¿Le das un beso a Lolo?" Y le pusiste tu boca llena de baba en el cachete. No le gustó. ¿Se puede dar besos a los 10 meses?

Milo, tengo tanto para contarte… No creo vayas a entender mi letra desprolija, que va apurada, más rápido que los pensamientos. Pero quiero terminar antes de que vuelvas de dar un paseo con tu hermano y tu papá mientras yo me reúno con otras madres para compartir nuestras experiencias de arte y maternidad. Te hice un dibujo también, no me gusta mucho, pero si así salió así tenía que ser**. **Escribí esta carta/regalo para darle a mi hijo en su próximo cumpleaños como parte de las actividades que Bárbara Duhau nos propuso en el último encuentro de. Maternal Journal, que ella coordinó en Argentina.



 

* Politóloga y puericultora. Mamá de Lolo y Milo. Le gusta leer, descubrir lugares nuevos, ver películas dramáticas, tomar café, sacar fotos y registrar momentos.

Contacto: @elina_zacarias_

Conocé otro texto de la Autora en este blog ACÁ.

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